La meditación nos enseña el valor de la experiencia única de cada momento. Nunca antes has inhalado este aliento particular y nunca lo harás de nuevo. Este acto específico de respirar, con sus fases de inhalar, exhalar y pausar, es absolutamente especial; cuando eliges prestarle atención con cuidado a través de tu conciencia. Podemos respirar y caminar sin la implicación de una atención consciente, en cuyo caso se convierte simplemente en otro artefacto de un mundo conceptualizado y distante. La idea de mi respiración se funde con todas las demás ideas que pueblan mi mundo conceptual, pero la singularidad de la experiencia real de tomar este aliento lo convierte en algo sagrado.
La radical transitoriedad del mundo es lo que lo hace tanto trágico como hermoso, al igual que la flor de cerezo en la estética japonesa. La tragedia radica en que nada existe realmente; todo está desapareciendo en el mismo instante en que se forma. La belleza radica en que tenemos los medios para ser conscientes de esto, un momento para conocer la profunda conmovedora realidad de este pequeño rincón de la existencia.
Nuestro mundo moderno tiende a mirar las cosas desde afuera, resaltando lo objetivo y disminuyendo lo subjetivo. Las artes contemplativas de las tradiciones tempranas de la India ponen más énfasis en la perspectiva subjetiva y pueden ayudarnos a recuperar y celebrar el inmenso valor de estar justo aquí, en este momento. Solo tienes una oportunidad en este momento, no la pierdas, especialmente cuando se trata de la delicadeza de cada respiración.
Este texto es un extracto de This Moment Is Unique, escrito por Andrew Olendzki y publicado en la revista Tricycle en el invierno del año 2013.