Hoy en día, nadie cuestiona los beneficios de una buena caminata para la salud, especialmente la cardiovascular. Salir a caminar a un ritmo constante unas tres veces por semana no solo contribuye al mantenimiento de un peso saludable, sino que también fortalece el corazón, aumenta la resistencia, estimula el sistema inmune y reduce los síntomas de ansiedad y depresión leve. La caminata, además, ofrece la ventaja de ser una actividad apta para todas las edades, ya que la intensidad se puede adaptar a la condición física individual.
Para aquellos que disfrutan de caminar en entornos naturales, la última tendencia entre los amantes del senderismo es la ‘marcha afgana’: una antigua disciplina que fusiona la caminata con la meditación.
Inspirada en las travesías de los nómadas afganos, capaces de recorrer largas distancias sin fatigarse, la marcha afgana va más allá de ser simplemente una técnica para caminar; combina el ejercicio físico con el bienestar mental a través de la meditación en movimiento.
¿En qué consiste exactamente? La clave de esta modalidad de marcha radica en coordinar los pasos con la respiración, siempre a través de la nariz. Este enfoque optimiza la oxigenación del cuerpo, aumentando la resistencia y reduciendo la fatiga. La técnica más conocida es la de los ocho pasos: inhala durante los primeros tres pasos, retén la respiración en el cuarto, exhala en los tres siguientes y vuelve a retener la respiración en el último. Esta pauta se repite a lo largo del recorrido, convirtiéndola prácticamente en una “respiración coreografiada”.
Cuando se camina cuesta arriba, la técnica varía, desaconsejando las pausas en la respiración. En su lugar, se recomienda respirar y exhalar cada dos pasos, lo cual puede resultar desafiante al principio. La marcha afgana exige concentración, paciencia y constancia, ya que los resultados no son inmediatos, sino fruto de la práctica continua.
¿Dónde practicarla? Aunque la marcha afgana puede realizarse en cualquier lugar, se sugiere iniciarla en entornos rurales para evitar distracciones sonoras. Esta caminata no permite charlas informales; la concentración máxima es esencial para conectar cuerpo y mente y lograr un estado de bienestar similar a la meditación.